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Ayahuasca como aliada en el proceso del duelo: nueva terapia muestra resultados prometedores

Un ensayo clínico sugiere que la combinación de ayahuasca y psicoterapia puede acelerar la sanación emocional tras la pérdida de un ser querido


La “liana del alma” en la ciencia moderna

Durante siglos, la ayahuasca —una infusión amazónica elaborada con la liana Banisteriopsis caapi y las hojas de Psychotria viridis— ha sido usada con fines espirituales y curativos.

Su nombre, que en quechua significa “liana del alma”, adquiere hoy una nueva dimensión en el campo de la psicoterapia moderna.

Un estudio reciente exploró su uso como herramienta de apoyo en el duelo temprano, es decir, durante el primer año tras la pérdida de un ser querido.

La investigación evaluó la terapia de reconstrucción del significado asistida con ayahuasca, un enfoque que busca ayudar a las personas a resignificar la pérdida y reconstruir su bienestar emocional.


¿Cómo actúa la ayahuasca en el cerebro?

La ayahuasca contiene compuestos como la N,N-dimetiltriptamina (DMT) y los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO), que actúan sobre el sistema nervioso central y los receptores de serotonina.

Diversos estudios han demostrado que esta combinación puede estimular la neuroplasticidad y la neurogénesis, promoviendo la regeneración neuronal y la flexibilidad mental.

Estos cambios se asocian a mayor atención plena, creatividad, reevaluación cognitiva y reducción de síntomas depresivos, efectos que pueden potenciarse cuando se integran en un proceso psicoterapéutico guiado.


El duelo y la búsqueda de significado

El duelo es una reacción natural ante la pérdida, pero puede tornarse devastador para algunas personas.

En muchos casos, los primeros meses son los más difíciles y, si no se gestionan adecuadamente, pueden derivar en un Trastorno de Duelo Prolongado (TDP), caracterizado por tristeza persistente, aislamiento y deterioro físico o psicológico.

Hasta el momento, no existen tratamientos farmacológicos ni terapias tempranas totalmente eficaces para prevenir el TDP.

De allí surge la necesidad de buscar alternativas más integrales, como la combinación de psicoterapia con sustancias que faciliten la introspección emocional.


El estudio: tres grupos, un mismo objetivo

El ensayo clínico, realizado durante la pandemia de COVID-19, incluyó 84 participantes divididos en tres grupos:

  1. Terapia asistida con ayahuasca (A-MR)
  2. Terapia de reconstrucción del significado sin ayahuasca (MR)
  3. Grupo sin intervención (NT)

Los investigadores observaron que quienes participaron en el grupo A-MR experimentaron una reducción significativa en la intensidad del duelo y los síntomas del TDP, además de un aumento notable en el crecimiento postraumático y la calidad de vida.

Estos beneficios se mantuvieron hasta tres meses después de la intervención.


Una experiencia que resignifica la pérdida

Los resultados sugieren que la ayahuasca puede actuar como un catalizador terapéutico, facilitando recuerdos emocionales y promoviendo una comprensión más profunda de la pérdida.

Durante las sesiones, muchos participantes reportaron una sensación de conexión simbólica con el ser querido fallecido, lo que ayudó a integrar la experiencia en su narrativa personal.

Este efecto se amplifica con las sesiones posteriores de integración y psicoterapia, en las que los participantes reconstruyen su sentido de identidad y redefinen su vínculo con la persona perdida.


Resultados que superan las terapias convencionales

El estudio halló que la magnitud del alivio emocional alcanzado con la terapia asistida con ayahuasca duplicó los efectos obtenidos en estudios previos sobre tratamientos de duelo tradicionales.

Además, se necesitaron menos sesiones para lograr un impacto más duradero.

No se registraron eventos adversos graves, y los efectos secundarios leves coincidieron con los reportados en investigaciones anteriores sobre el uso controlado de ayahuasca.


Limitaciones del estudio

Los investigadores advierten que el ensayo no fue aleatorizado debido a las restricciones sanitarias impuestas durante la pandemia, lo cual puede afectar la validez interna de los resultados.

También señalan que la mayoría de los participantes tenían experiencia previa con psicodélicos, lo que podría haber influido en su respuesta emocional.

Además, las sesiones se realizaron en entornos naturales y en grupo, lo que añade factores no farmacológicos —como el apoyo social y el contacto con la naturaleza— que también podrían haber contribuido al bienestar observado.


Hacia una terapia más humana y respetuosa

Aunque los resultados son alentadores, los autores enfatizan la necesidad de colaborar con comunidades indígenas y religiosas ayahuasqueras, quienes han preservado este conocimiento ancestral.

Integrar su sabiduría a los estándares científicos occidentales es clave para garantizar un uso ético, respetuoso y seguro de la ayahuasca en contextos terapéuticos.


Conclusión

El estudio ofrece una visión esperanzadora: la ayahuasca, combinada con la psicoterapia, podría convertirse en una herramienta valiosa para quienes enfrentan una pérdida significativa.

Más allá de aliviar el dolor, esta terapia ayuda a reconstruir el sentido de la vida y a transformar el sufrimiento en crecimiento emocional.

Sin embargo, los científicos insisten en que se requieren más investigaciones controladas y de largo plazo antes de que esta terapia pueda aplicarse de manera generalizada.