La medicina ancestral no justifica la irresponsabilidad. Elegir guías preparados y espacios salubres es esencial para una experiencia segura, transformadora y auténtica.
En los últimos años, el interés por las plantas sagradas como la ayahuasca ha crecido de forma exponencial.
Turistas de todo el mundo viajan a la Amazonía en busca de sanación, revelaciones espirituales y conexiones profundas con la naturaleza.
Sin embargo, este auge también ha dado lugar a prácticas irresponsables, peligrosas y, en algunos casos, fraudulentas, donde personas sin preparación adecuada ofrecen ceremonias en condiciones precarias, sin protocolos de seguridad, higiene ni respaldo profesional.
Como ingeniero y chamán, me veo en la necesidad de hacer un llamado urgente a la conciencia colectiva.
Ayahuasca: una medicina que exige respeto y preparación
La ayahuasca no es un psicodélico recreativo. Es una medicina ancestral amazónica con potentes efectos sobre la conciencia, el sistema nervioso y las emociones.
Su principio activo, la dimetiltriptamina (DMT), junto con los inhibidores de monoaminooxidasa (IMAOs) presentes en la liana de Banisteriopsis caapi, producen una experiencia profunda, catártica y, en muchos casos, desestructurante a nivel psicológico.
No es, por tanto, una sustancia que deba tomarse a la ligera, ni mucho menos en manos inexpertas o improvisadas.
El mito del “nativo” como garantía de autenticidad
Existe una idea errónea, alimentada por el marketing espiritual y la ignorancia cultural, de que todo individuo que hable en nombre de la tradición amazónica es automáticamente un experto legítimo. La realidad es más compleja.
Muchos de estos autodenominados “nativos” son en realidad mestizos sin formación real en medicina ancestral, sin respeto por los protocolos tradicionales y sin conocimiento alguno en primeros auxilios, salud mental o bioseguridad.
Engañan a los visitantes, presentándose como “chamanes” cuando en realidad no han pasado por años de dieta, aislamiento y aprendizaje con verdaderos maestros.
La vestimenta indígena o el uso de palabras en quechua o shipibo no hacen a nadie sabio ni capacitado para guiar una experiencia con una sustancia tan delicada como la ayahuasca.
Riesgos reales en contextos inseguros
Tomar ayahuasca en medio de la selva, en chozas sin infraestructura, sin supervisión médica, sin control de dosis ni evaluación previa del estado físico y psicológico del participante, es sumamente riesgoso.
Existen casos documentados de reacciones adversas graves, brotes psicóticos, complicaciones médicas e incluso muertes, muchas veces derivadas del uso de mezclas adulteradas, ambientes contaminados o ausencia total de atención postceremonial.
La medicina no es el problema. El problema es la persona que la administra y el contexto en que se la consume. El romanticismo de la “selva salvaje” no debe reemplazar la necesidad de un entorno seguro, limpio y con atención profesional.
¿Qué es un entorno seguro?
Un entorno seguro es aquel donde:
- Se evalúa previamente la salud física y mental del participante, descartando condiciones médicas o psiquiátricas que representen contraindicaciones.
- El guía o facilitador tiene formación comprobable en psicología, medicina, terapias integrativas o ha pasado por procesos tradicionales auténticos de formación chamánica.
- El espacio cuenta con protocolos de bioseguridad, salubridad, acceso a servicios médicos si fuese necesario y acompañamiento postceremonial.
- La medicina es pura, sin adulterantes ni añadidos peligrosos, y se prepara bajo estándares de calidad.
Reflexión final: Sanar no debe ser turismo
Buscar sanación a través de las plantas sagradas es un acto profundamente valiente. Pero también debe ser un acto consciente.
Elegir un entorno seguro, profesional y respetuoso no significa “occidentalizar” la medicina; significa honrarla de verdad.
No se trata de restar valor a las culturas originarias, sino de diferenciar entre verdaderos guardianes de la tradición y aquellos que se lucran del turismo espiritual sin preparación ni ética.
La espiritualidad no está reñida con la ciencia, y hoy más que nunca es posible encontrar espacios donde ambas se integran de manera armónica, seria y amorosa.
Tomar ayahuasca no debe ser una experiencia exótica para contar en redes sociales. Debe ser un encuentro sagrado con uno mismo, guiado con responsabilidad, en honor a la vida, al cuerpo y al alma.
Recomendaciones para quien desea iniciar este camino:
- Investiga al facilitador. No te conformes con títulos autoproclamados. Pide referencias, certificaciones o testimonios reales.
- Hazte un chequeo médico y psicológico. No todas las personas están en condiciones de tomar ayahuasca.
- Evita ceremonias clandestinas. La discreción no es sinónimo de seguridad.
- Desconfía de precios muy bajos o promesas de “iluminación inmediata”. La sanación real es un proceso, no un espectáculo.
La verdadera medicina nace del respeto, la preparación y el amor. Protegerte es honrar la vida. La ayahuasca puede ser una herramienta de transformación profunda, pero solo si la abordas con la seriedad que merece.
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